/// COCINAR SIN FE
"No voy a llorar"
Por: Damián Galateo
No voy a decir que hemos perdido una parte de nosotros. No voy a que mentirnos y decir que el mundo va hacer más triste sin su presencia. La vida seguirá su cauce, improductiva y caudalosa, como siempre. Los escritores son sólo letras en un block de hojas, así como el fútbol son once tipos corriendo tras una pelota. Pero si la literatura fuera un cuerpo con sus correspondientes órganos, podríamos asegurar que para los rioplatenses, Idea Vilariño era, y es, el corazón de ese cuerpo cargado de multiplicidades tragicómicas que intentan comprender la estupidez del ser humano sobre la tierra. Para ser más claro Idea fue una experiencia de emociones dolorosas. Su palabra así lo fue. Su testimonio es ése.
Hace tres años tuve la posibilidad de viajar a Montevideo y en un golpe de suerte pude hablar en la embajada y conseguir el telefono de la poeta. La llamé, no sé bien para que, pero lo hice. Quería conocerla, supongo. Me atendió una mujer con voz ronca y me dijo que Idea estaba en el hospital. No le creí, supuse que era ella. Yo la hubiese cuidado, le hubiese podido dar algunos besos, lavado su ropa, lo que sea. Pero no. Y ahora, ya no. Desde ese día, Montevideo se me parece a un lugar en donde todos los sueños se mueren.
Al leer su poesía completa uno comprende como el amor y la revolución (esa palabra maldita) caminan por el mismo laberinto. Así de ciegos ante lo que pareciera imposible, vamos trazando unas huellas frágiles que se borran y desorientan a los futuros transeúntes. Por suerte, Rivera se equivoca, la revolución no es un sueño eterno, la revolución es. Los diarios se equivocan, Internet también. Idea Vilariño no ha muerto, Idea Vilariño ES.
Escribo, pienso, leo...
Escribo
pienso
leo
traduzco veinte páginas
oigo el informativo
escribo
escribo
leo.
Dónde estás
dónde estás.