Si de cantautores chilenos se trata, dos figuras son reconocidas por numerosos escuchas: Javiera Mena y Gepe, dos representantes del pop detrás de la cordillera.
Javiera goza de un reconocimiento que data desde hace un puñado de años, cuando se presentó en el país en diversos escenarios locales: centros culturales, teatros, y en la fiesta Compass en Niceto, que allá por el 2007 aglutinaba a las voces independientes más recientes. Con Gepe sucedió algo similar, en ese mismo período llegó a Buenos Aires para traer su tercer trabajo discográfico “Hungría” mientras que Javiera desembarcaba con “Esquemas juveniles”.
Desde jóvenes ambos trabaron una amistad en lo personal y en lo musical, transpuesta al horizonte de la composición y a su interés por la música folclórica, interés que a Daniel Riveros lo llevó a integrar el dúo Taller Dejao junto a Javier Cruz para luego, cruzar el umbral dual y lanzarse en formato solista con su trabajo “5 x 5” del 2004.
Su aprehensión con las intuiciones lo llevó a buscar todo el tiempo para crear sus canciones y para algo tan simple como la elección de su nombre artístico: “Buscaba un nombre que no tuviera nada que ver conmigo, como por ejemplo la ciudad donde nací o el barrio. Algo con lo que no tuviera ningún lazo afectivo. De la primera mirada que hice encontré una caja de algo que se llamaba Gepe, que venían unas cosas de fotografía. En general las cosas que hago tienen esa cosa randómica, de buscar en cualquier lado, de algo intuitivo. Había alguna relación con ese nombre”, explica Daniel.
-¿Incide todavía en tu manera de componer?
- Claro que sí, todavía confío bastante en la intuición, siempre ha sido la herramienta que más me ha ocupado desde el comienzo.
Sentado en un banquito de un bar ubicado en el barrio porteño de Palermo mientras sus músicos realizaban la correspondiente prueba de sonido previa a su presentación, Gepe habló con Underama. Mesurado para la palabra y preciso para la explicación, cuenta que en su segundo disco titulado “Gepinto” (2005) sí emulaba un sonido autóctono: “Lo hacíamos sonar autóctono pero tampoco teníamos las ganas de hacerlo, imitábamos un poco ese sonido. La misma imitación era lo que nosotros queríamos lograr, no buscábamos alcanzar lo académico correcto de eso”.
Y agrega que si bien desde Hungria (2007) hay un registro más emplazado a lo pop continúa con “ese espíritu de imitar sonidos”. En el camino siguió el EP Las Piedras del 2008 y su última placa Audiovisión, una especie de “continuación” de Hungría: una selección de doce canciones desde donde se desprenden los más variados ritmos con el sello de Gepe, pop manso, delicado y armónico.
“Lo entretenido es que este último disco suena bastante mejor que los otros y hay más gente que lo puede entender y disfrutar. Me ha abierto bastantes puertas, es más fácil que suene en la radio, que lo escuchen otras personas. No sé si son tanto las canciones sino más el sonido del disco el que hace que sea más amable todo y por eso suene más”, reconoce Gepe.
- ¿Es más “amable” Audiovision?
-Sí, suena más amable y tiene un sonido más definido y probado que puede llegar a parecer más estándar en el fondo, pero las canciones son las mismas de siempre. Creo que nunca he dejado de hacer canciones, no puedo separarlas por épocas de mi vida, hay de todo, antiguas y no tanto. Son las mismas canciones de siempre.
Por Yanina Fuggetta