El título La Vuelta Manzana sugiere una invitación a hacer un viaje alrededor de una manzana cualquiera de la ciudad. Este recorrido, corto pero rico en experiencias, se puede hacer prestando atención a la naturaleza y las reflexiones que se mezclan con los ruidos, el movimiento y los colores urbanos. Esto es lo que plantea María Pien en las 12 canciones que compuso e interpretó para su primer trabajo discográfico.
Las letras de la cantautora construyen un mundo donde frutas, colectivos, valles, ambulancias, cemento y pasto pueden convivir. En el tema que da inicio al disco logra este efecto con analogías entre elementos naturales y urbanos. El 86 se convierte en una embarcación que navega el Río Rivadavia –que da título a la canción– donde “Canta una sirena y todos abren paso”.
En otros pasajes de La Vuelta Manzana, se observan los rasgos interculturales que definen a Buenos Aires. “Húmeda ciudad / la furia acabó, / ahora ya sabés /que no sos París”, así le canta Pien a la metrópolis porteña en Fantasía en G para un pueblo al sur del mapa. Esta mezcla de rasgos culturales anglosajones y latinoamericanos se evidencia en el propio disco de la artista nativa del barrio de Almagro. Tal vez por ello engloba a sus creaciones bajo la etiqueta de canción porteña. El hecho de instar a su ciudad a reconocer sus raíces latinoamericanas, no le impide haber compuesto en inglés las baladas Spring Inside y Aloe. Esta última, además, incluye un fragmento de un poema del escritor norteamericano Allen Ginsberg. En cuanto al sonido, en estas dos canciones la voz de la cantautora y su guitarra son las protagonistas.
Este protagonismo se repite únicamente en el tema que da cierre al disco, Verde, pero bajo otro género: el tango. Allí, la cantautora coquetea con la ironía y el arrabal al utilizar algunas voces del lunfardo y trasladar ese desdén por las mujeres, tan habitual en las letras tangueras más populares, hacia un muchacho: “total ¡qué importa!, novio menos, novio más…”.
El disco también se permite momentos reflexivos. La noche aparece en canciones como Autoayuda, con un insomnio que intenta ser apagado escribiendo unas estrofas, y Nocturno #2, una balada donde la cantautora entona que no le tiene miedo a la noche, a los muertos o a los mismos miedos. Los pensamientos filosóficos aparecen en Pasará: “Las hormigas cumplen su papel, / obedientes / luna y sol también”. En esta balada acústica incluye sonidos de pajaritos que anclan, en lo mimético, el contacto urbano con la naturaleza que sugiere todo el disco.
En cuanto a las interpretaciones y orquestación, Pien y el productor del disco Diego Rolón (que produjo, entre otros, a Liliana Herrero y Lidia Borda) no se privaron de incluir múltiples instrumentos e invitados. En La Vuelta Manzana se pueden escuchar: Cellos (a cargo de Trevor Exter), guitarras eléctricas, acústicas, criollas, bajo, programaciones, hasta un ukelele en Hace frío (en NYC). A este festín instrumental, se suman las colaboraciones de: Antonio Birabent (en voces y bajo), Lautaro Feldman (en guitarra y voces) y Carolina Pacheco (más conocida como Srta. Carolina), cuya potente voz fue el complemento ideal para, la no menos poderosa, Trovadora del Viento.
Con esta colorida vuelta manzana, María Pien da a conocer su voz y composición al mundo, plasmada en un primer disco que recorre diferentes ritmos e influencias.
María Pien presentará oficialmente La Vuelta Manzana el viernes 31 de agosto a las 23:30 hs. en el Centro Cultural de la Cooperación, mientras tanto el disco puede escucharse y comprarse (digital y físicamente) en mariapien.bandcamp.com.