Two Timers de Aida Ruilova |
Las primeras expresiones del video arte aparecieron en la década de los 70 en un momento histórico bastante particular. Allí quedó demostrado que las expresiones creativas no quedaban acotadas únicamente a las artes plásticas, sino que la producción audiovisual también tenia algo para decir, sobre todo a partir de los distintos soportes empleados en su proyección: una pantalla, una televisión y hasta una pared neutra, tal vez uno de los aspectos más distintivos de las video creaciones, ofreciendo distintos modos de consumo a los espectadores
Art in The Auditorium es una muestra itinerante organizada por Whitechapel Gallery (www.whitechapelgallery.org) de Londres, que aglutina distintos trabajos sobre el video arte con la colaboración de galerías de países de todo el mundo, como Argentina, Turquía, Nueva Zelanda, Noruega, Austria, Inglaterra, Italia y Estados Unidos.
En nuestro país, Fundación Proa exhibió varios videos seleccionados, que, en esta ocasión, abarcaron las distintas visiones del espacio y las relaciones establecidas con el sujeto espectador.
Resiste
Imagen de "Dead Forest" de Charly Nijensohn |
En Dead Forest (Charly Nijensohn) la figura de un hombre que intenta atravesar un río, en condiciones climáticas engorrosas y bajo una fuerte tormenta que parece infinita, ofrece una doble metáfora.
Por un lado, aparece la resistencia del personaje central que, pese a la adversidad, avanza y, por el otro, la inestabilidad, ya que según explicó el propio Charly Nijensohn, el lugar en el cual se produjo la obra –ahora devenida en un lago artificial- fue la usina hidroeléctrica de Balbina, Brasil, un ex paraíso de la cuenca amazónica destruido por la mano del hombre que hasta expulsó a las comunidades originarias de la zona.
Sensación infinita
Apostados en un océano sombrío que todo lo inunda, Two Timers, ópera prima de Aida Ruilova, expone el diálogo repetitivo entre una mujer y una rata, condensado a través de una mirada lenta.
A su vez, una voz en off explica que ambos cuerpos se parangonan con Marte y sus dos lunas, predominando un clima confuso y atemporal, sin principio ni fin.
Two Timers genera confusión y sobre todo atracción, ya que produce una idea de entrega y placer al observar, tal vez eróticamente, dos personajes en un tiempo sin intermitencias.
Contra gustos no hay nada escrito
Berliner y "su esposo" |
La relación que mantiene la sueca Eija-Riitta Berliner-Mauer (www.berlinermauer.se) con su marido es de lo más particular: según ella, su esposo es el Muro de Berlín.
“This is my husband. His name is the Berlin Wall and he was born on August 13, 1961. I expect you've heard of him; he is quite a celebrity. He lives in Berlin. I used to work in a pharmacy. Now I own a museum. My husband's job was to divide East and West Berlin. He is retired now”*, reza el site personal de Rita.
En esta obra, Berlinmuren, Lars Maumann, un artista habituado a investigar webs de Internet y elaborar sus trabajos, registró la vida de Eija Ritita Berliner, una mujer con cierta afición sexual hacia los objetos que narra en su site cómo se enamoró del muro y sufrió su caída allá por el ‘89.
Casi media hora alcanza para conocer la historia de Rita que, desde imágenes evocadoras, relata su historia de amor con el muro, el sufrimiento tras su derrumbe e inclusive indignación cuando sus restos son trasladados a museos de otros países. Una obra que por su mismo desenfado y peculiaridad la torna de lo más atractiva y fascinante.
*”Este es mi esposo. Su nombre es El Muro de Berlín y nació el 13 de agosto de 1961. Supongo que habrán escuchado hablar de él; es como una celebridad. El vive en Berlín. Yo solía trabajar en una farmacia. Ahora tengo un museo. El trabajo de mi esposo era dividir el Este y el Oeste de Berlín. Ahora está retirado”
Yanina Fuggetta