UNA APERTURA OFICIAL

Boom Boom Kid prometía en el afiche promocional de su primera fecha del año en Capital Federal, un show eléctrico y a las chapas… ¿Qué sucedió? No defraudo a nadie.
Desde temprano una ansiosa muchedumbre adolescente (y no tanto) se acumulaba en la puerta de Groove (Palermo) esperando por ver a Carlitos, este cantor que con ya más de 20 años arriba de los escenarios (primero con Fun People, luego ya como BBk) bien sabe como encarar un show como le place.

Nekro (otro de sus tantos nombres) se conoce de memoria los gajes del oficio, los pibes ingresan puntuales en el recinto, visitan la feria donde a buenos precios salen remeras, discos (cds y vinilos!), stickers, libros… de todo y proyecta películas de cine mudo (recibidas con silbidos) a las que cuela inesperadamente el estreno de su nuevo video clip. Con esto moviliza la ansiedad de los presentes que se hace notar y aumenta la expectativa. Por fin, cuando no cabe un alfiler, el niño eterno de las rastas rubias sale al escenario y arranca a las chapas con "Okey Dokey" aquella rapidísima canción con la que abría su primer álbum en solitario.


Ver a BBk es toda una experiencia, la adrenalina vivida tanto arriba como abajo del escenario es totalmente contagiosa e invita a todos, sin importar sexo ni edad, a entregarse al baile, el pogo improvisado (desde las formas mas clásicas de poguear hasta algunos chicos que inventaban nuevas y alegres formas) y el mosh, deporte clave de los chicos hardcore punk.
Como siempre, no faltaron temas de Fun People, su antigua banda, fue así como sonaron clásicos como "Desarme", "Pilar", "Leave me Alone", "Kiss Me" y muchos más que fueron celebrados por un publico fervoroso.

BBk, que se lo veia de muy buen humor, invitó a jugar con él durante todo el gig, un frisbee cruzaba toda la dimensión de Groove de un lado para el otro, hubo surf! (un número ya clásico de sus shows, donde se arroja a surfear las olas echas por el mismo público) y hasta se animó a cantar un par de temas acompañado solamente por un pianista.


Luego de más de una hora y media de pura electricidad, transpiración y vertiginosidad, el reci llegó a su fin, la gente totalmente conforme y alegre se apilaba en los kioscos de las inmediaciones del lugar para rehidratarse y esperar, sin dudas, la próxima fecha de esta experiencia extraordinaria. 


Por Nahuel Ugazio