Imagen.Barcelona-Bs.As.
La primera vez cualquier ser ve al robot bajo el agua, podría pensarse que están haciendo play back. Seguramente, a muchos nos sucedió lo mismo: no sabíamos si escuchábamos un disco o exclusivamente prolijidad. Sin embargo, esta incógnita dura lo mismo que la canción Decime, unos dos minutos.
Al transcurrir el resto de la función, la opinión cambia definitivamente y coloca el show en el top de conciertos favoritos. Por lo menos es lo que le sucedió a una persona al ver al Robot bajo el agua, durante una noche de invierno, en el Centro Cultural Konex. La misma que, durante un momento, pensó que se trataba de una broma.
Al día siguiente, en un par de páginas de internet, había una especie de debate: que lo del Robot era playback, que devuelvan la plata de la entrada o que eran un fraude total. Otros, en cambio, aseguraban amar este sistema que se empezaba a hacer habitual y necesario ver una vez al año desde Barcelona. Sistema que, según el propio Nicolás Kramer, (cerebro del robot y fundador de la mítica banda Jaime sin tierra) parecía dar la razón a algunos de que esto era un proyecto antimusical.Hoy, El robot bajo el agua es otra cosa. Escapó definitivamente a ese proyecto antimusical del que se hablaba al principio. Y eso lleva a interesarse mucho más en el sistema del robot. Muchos pueden llegar a confundirse cuando ven a un baterista aéreo - que no para un segundo ni para tomar agua - pegándole al aire siguiendo el tempo prolijamente y sabiendo a la perfección donde están los cambios, que en verdad no existen… ¿o si?.
La guitarra de Sebastián Kramer también ayuda al desconcierto, ya que acompaña el mantra que genera el resto, con unas melodías de otro planeta realizadas con una llave inglesa que hace a todos pasar por un lindo flash. Y a pensar en que estamos escuchando ballenas cantarse canciones antes del apareamiento. El resto lo completan Lucarda con su rock, y algún que otro amigo ocasional, lo cual se fusiona (y se nota) en el sistema del robot.
Unas series de canciones que son guiadas por una pista que no cambia demasiado, arrullos que se sienten cerca del oído, más una base que es marcada por el batero aéreo y se colorea con acordes repetitivos de las guitarras, tecladitos y el bajo.
Todos los ex integrantes de la banda Jaime sin tierra son hoy El robot bajo el agua. Aquella, fue una de las mejores bandas que pudo dar la escena under de mediados de los 90 y principio de la generación 2.0. Sus integrantes hoy no paran: todos tienen su disco solista, otras bandas a las que producen y de las cuales forman parte, cada uno en lo suyo. Hasta que toca responder a la señal, cuando Kramer llega a su país y el mantra de esa atmósfera se sumerge en el agua limpia de cualquier pileta de octubre hasta enero, cualquier día puede ser.
Por Uli Kaucic