¿SOMOS BIENVENIDOS?

"Esta canción se la quiero dedicar a alguien que no necesita darme la bienvenida a mi propia ciudad", se escucha desde uno de los shows del Ciudad Emergente. Srta. Carolina resumió así lo que muchos pensábamos y queríamos decir. Pero mejor, porque lo pudo expresar desde arriba del escenario de un festival organizado por (la gente de) Macri.

A todos nos gustan los festivales gratuitos. Sobre todo con la presencia de todos esos artistas que, para los que disfrutamos las canciones que no suenan en los grandes medios, no son emergentes sino lo mejor de la música nacional. Sin embargo, más nos gusta que alguien se haga cargo de nuestra seguridad cuando asistimos a un evento cultural. Y también de que pasemos un buen rato.

De esto último, sólo se encargaron los artistas (y todos aquellos que se ocuparon del sonido y demás temas específicos de la puesta de los escenarios), porque la organización dejó mucho que desear.

Macri y su gente ni siquiera pudieron aprovechar la oportunidad de hacer campaña con un festival que teóricamente está bueno. Esta cuarta edición fue la peor organizada:

1) Baños clausurados: Aún con el alto caudal de gente (en esta edición de 160 mil personas, lo que quiere decir que mínimo hubo alrededor de 30 mil por día) que pasa todos los años por este festival, se decidieron a clausurar los baños de la planta baja del Centro Cultural Recoleta y no por encontrarse dañados. Fueron tan poco vivos, que el sábado (tercer día del festival), se podía llegar a acceder a esos sanitarios cerrados, porque la gente de seguridad, al consultarle dónde quedaban, te enviaba a ellos. Pudimos presenciar que fueron clausurados para servir como depósito de objetos inservibles. Al entrar en un baño de mujeres vimos que en uno de los cubículos había un cono gigante de cartón forrado con tela brillante, residuo de alguna escenografía, y maderas arrumbadas que se parecía bastante a aquellas con las que armaban los stands. Ejemplo: en el pasillo que comúnmente lleva a uno de los baños armaron una muestra con computadoras para consultar por dónde pasan las bicisendas; detrás, un montón de trastos amontonados por donde cualquiera podía pasar y llegar (con dificultad) a un baño aún más atestado de objetos. Entre el domingo y el lunes misteriosamente aparecieron, debajo de los carteles de los baños, unos anuncios escritos precariamente con cinta de embalar que decían: "clausurados". Resultado: dos escasos baños químicos para mujeres, dos para hombres y sólo el baño del primer piso del Recoleta disponibles para miles de personas. (La cantidad máxima de gente que estuvo al mismo tiempo en el lugar fue de 7 mil personas, según datos oficiales, al momento de tocar Babasónicos)

2) Multitud: Nos queda la duda de si los organizadores tenían alguna idea de cuál era la capacidad máxima de personas que pueden acceder a las instalaciones del Recoleta. Y si lo sabían no hicieron nada por controlarla. Porque el día lunes no se podía ni siquiera caminar por los pasillos. Si nos imaginamos el peor escenario (un incendio o cualquier otro imprevisto) el resultado de tanta gente corriendo desesperada para salir por esos estrechos corredores hubiera sido catastrófico.

3) Line-up: Los intervalos de tiempo entre uno y otro artista en el escenario de la terraza, donde entra la mayor cantidad de personas simultáneamente, eran tan extensos (media hora en términos generales) que no hacían que la gente quisiera quedarse ahí, sino que seguían atestando los pasillos, desde donde, en teoría, podían pasar de una muestra o escenario a otro.

La página web oficial del festival podemos leer que fue "EL CIERRE PERFECTO". Nos preguntamos varias cosas. Entre ellas: ¿El cierre perfecto para ellos es invitar a una banda super-archi conocida para cerrar el festival que supuestamente festeja "lo nuevo, lo emergente, lo diferente"?. Por más que nos encante Babasónicos, el festival debería cerrarse de otra manera, no invitando a una banda popular para que vaya más gente. Otras preguntas más importante son: ¿De verdad les parece el cierre perfecto cuando, por la improvisación de los organizadores, dos chicos resultaron golpeados por una pared falsa que se les cayó encima? ¿De verdad les parece el cierre perfecto cuando se vieron desbordados por la cantidad de gente que asistió y tuvieron que cerrar las puertas mucho antes de la hora prevista, sacando del lugar arrastrando y golpeando a un montón de personas

Es claro que no fue el cierre perfecto.

Tenemos material sobre los artistas que se presentaron en el festival. Lo publicaremos a la brevedad. Pero no queríamos dejar pasar estas reflexiones porque nos parecía superficial y negligente de nuestra parte. 

Por Celeste Lera