~cine: UN MESÍAS INUSUAL

Un hombre golpea una puerta, recibe un trozo de pan, sale a caminar, se arrodilla en el medio del campo frente al sol y luego continúa caminando a través de una ruta ladeada por terrenos campestres y alguna que otra casa. Así comienza Fuera de Satán, la última película del director francés Bruno Dumont, que se presentó en el Festival de Cannes de 2011 y en Argentina se acaba de estrenar oficialmente el pasado 30 de agosto (aunque ya había tenido sus funciones en el Bafici durante el mes de abril).

La descripción de la secuencia inicial del film ejemplifica la estructura narrativa que lo conforma. Como ya es una marca del director, la cantidad de diálogos se reduce a su mínima expresión. Los paisajes, grandes protagonistas de este largometraje, se presentan en largos planos que permiten una contemplación detallada y pausada, al mejor estilo “ventana abierta al mundo” de la pintura renacentista. Los rostros se delimitan en primeros planos que permiten descubrir hasta el más mínimo gesto. En este sentido, se puede decir que es una película más descriptiva que narrativa: el relato avanza a medida que las imágenes demuestran características de los lugares y las personas. También en lo referente al sonido: sin banda sonora y con un detallismo que propone escuchar hasta los cambios en la respiración de los personajes. 

El protagonista de esta historia (interpretado por David Dewaele) es un hombre que vive a la intemperie en un pueblo ubicado a orillas del Canal de la Mancha. Imperturbable, va transitando las diferentes pruebas que se ponen en su camino, haciendo justicia por mano propia o, más bien, consultando con Dios u alguna fuerza sobrenatural. Ante cualquier eventualidad, camina hacia un paisaje desolado frente a un pantano, se arrodilla, abre sus manos y contempla. Luego, actúa. Esa acción puede ir desde matar o golpear brutalmente a alguien hasta besar a una joven para despojarla de lo que parece una posesión demoníaca. Ante todas estas situaciones la reacción (o la falta de ella) de este polémico mesías es la misma. 

Este personaje cuenta con la compañía de una joven de rostro aniñado que lo sigue en todas sus andanzas y le provee comida. Es a partir de las reacciones y gestos de esta mujer, que por momentos parece estar más en contacto con la realidad que él, como se puede ir construyendo la magnitud de los eventos y la admiración que siente por su compañero. Este es un mérito de la actriz Alexandra Lemâtre en su debut cinematográfico. 

Los temas que aborda la película, relacionados con la devoción y la creencia en algo superior, no son novedad en la filmografía del director. En su anterior trabajo, Hadewijch, relataba la historia de una fanática religiosa expulsada de un noviciado por su excesivo fervor. Éste la llevaba a cometer actos que se encontraban del lado de lo que comúnmente se llama el mal. En Fuera de Satán la referencia a una religión en particular no está presente. Aquí se juega con el posible escepticismo del espectador. ¿Tiene poderes ese hombre misterioso? ¿Logra que Dios escuche sus pedidos y se los conceda? ¿Es un loco de remate? 

A estos interrogantes propios de la historia, el director suma algunas cuestiones de tipo filosófico y teológico. ¿Cuál es el bien y cuál es el mal? ¿Puede el hombre decidir quién merece vivir y quién no? ¿Existe una fuerza superior que escucha a quienes son devotos y les permite realizar milagros? Es en la respuesta a esta última pregunta donde las ambigüedades que presenta el relato desaparecen y dan un cierre contundente al film.

Fuera de Satán de Bruno Dumont.
Con David Dewaele y Alexandra Lemâtre.



Por Celeste Lera